La vida no se va,
solo se esconde.
Si no se le presta atención,
después de algunos años,
se aburre un poco
y quiere jugar.
La vida no se va,
solo se esconde.
Y de pronto,
sin siquiera saberlo,
aparece de nuevo.
Unas veces la encontramos
y otras,
nos encuentra.
La vida no se va,
solo se esconde.
Si se observa con detalle,
detrás de alguna cosa sencilla,
que casi siempre
termina llevando a Dios,
ahí esta,
muy quieta...
Esperando...
Llamándonos...
Gritando muy calladamente.
La vida no se va,
solo se esconde.
Quien sabe jugar,
y encuentra, día a día,
a la vida,
nunca envejece.
Envejece quien pierde
el interés por jugar;
y se va desesperando;
y deja gradualmente de buscar.
La muerte, no es
otra cosa más que,
el último juego de esconderse de la vida,
donde ella gana y pierde al mismo tiempo.